miércoles, 9 de junio de 2010

Es moral e históricamente imperioso eliminar las “listas sábana”

Fuente: Diario ABC Color
http://www.abc.com.py/abc/nota/131415-Es-moral-e-hist%C3%B3ricamente-imperioso-eliminar-las-%E2%80%9Clistas-s%C3%A1bana%E2%80%9D/

La audiencia pública sobre el tema “listas sábana” a la que convocó la comisión de Asuntos Constitucionales del Senado para mañana puede ser de gran utilidad para resolver las objeciones de carácter técnico que se formulan contra el proyecto de eliminarlas y sustituirlas por las listas abiertas. Es previsible que los eternos aprovechadores y beneficiarios de este régimen electoral oligárquico, mediante el cual unos cuantos jerarcas políticos deciden en cada elección con quiénes de sus compadres llenar las listas de candidatos a senadores, diputados, concejales, juntas departamentales y autoridades partidarias, van a chillar fuertemente contra la iniciativa y van a encontrarle toda clase de defectos e inconvenientes, van a sabotear la empresa hasta donde les sea posible y a desacreditarla ante la masa indiferente, ignorante o prebendarizada por ellos. Pese a todos estos previsibles obstáculos, es preciso llevarla adelante contra viento y marea. La sustitución de las “listas sábana” debe ser tomada como una causa nacional. La ciudadanía en pleno –obreros, estudiantes, docentes, campesinos, profesionales, pueblo en general– debe apoyar la iniciativa manifestándose con todo entusiasmo.

La audiencia pública sobre el tema “listas sábana” a la que convocó la comisión de Asuntos Constitucionales del Senado para mañana, jueves, puede ser de gran utilidad para resolver las objeciones de carácter técnico que se formulan contra el proyecto de eliminarlas y sustituirlas por las listas abiertas. Es previsible que los eternos aprovechadores y beneficiarios de este régimen electoral oligárquico, mediante el cual unos cuantos jerarcas políticos deciden en cada elección con quiénes de sus compadres llenar las listas de candidatos a senadores, diputados, concejales, juntas departamentales y autoridades partidarias, van a chillar fuertemente contra la iniciativa y van a encontrarle toda clase de defectos e inconvenientes, van a sabotear la empresa hasta donde les sea posible y a desacreditarla ante la masa indiferente, ignorante o prebendarizada por ellos. Pese a todos estos previsibles obstáculos, es preciso llevarla adelante contra viento y marea. La inmensa mayoría de la ciudadanía consciente y crítica, que tiene opinión política fundada y experiencia ganada y bien sedimentada en este periodo histórico que los paraguayos vivimos desde 1989, desde hace tiempo está persuadida de que nuestro sistema democrático no podrá mejorar un ápice si no se elimina este lastre de la digitación de candidaturas que se arrastra desde la época del caudillismo y la dictadura. El recurso a la audiencia pública asumido por la comisión de Asuntos Constitucionales del Senado no tendrá quizás la virtud de traducir por el momento la opinión de la mayoría ciudadana, pero sí la de personas que, por sus conocimientos técnicos, su oficio o su dedicación personal, entienden las dificultades prácticas que plantea el cambio que se propone y pueden dar con las soluciones más apropiadas y más breves. No vaya a ocurrir que los que se aferran al sistema oligárquico de conformación de listas –incluido el régimen actual– aprovechen la ocasión para sostener su propaganda sobre el argumento de que su eliminación plantea obstáculos insalvables, que vaticinen grandes desastres –como ya lo están haciendo– para los días de comicios y pronostiquen el peor de los fracasos para el intento. La inmensa mayoría ciudadana –y esto es fácilmente comprobable por sus manifestaciones expresadas a través de los diversos medios de comunicación, desde hace tiempo ya– es plenamente favorable a la eliminación del sistema electoral conocido como el de las “listas sábana”, por lo que su concreción constituirá, más allá de toda duda, un significativo avance en el perfeccionamiento del régimen electoral democrático de nuestro país. Conlleva dificultades técnicas, es cierto, pero se dispone de soluciones, de tecnología y de personas aptas para resolverlas, por lo que ahora mismo, sin más dilación, debería ponérselas en funcionamiento para hacer posible su implementación. Los comicios municipales que deben realizarse este año constituirán una ocasión inmejorable para experimentar con el nuevo sistema, pues los electores tendrán solamente una lista que componer: la de concejales. En las elecciones nacionales tendrán al menos tres: la de senadores, la de diputados y la de concejales departamentales. Con la práctica ganada en estos comicios municipales aparecerán con claridad las dificultades técnicas, y entonces se tendrá la oportunidad para estudiarlas en profundidad y lograr superarlas eficientemente. Una vez suprimido el régimen de “listas sábana”, este país verá finalmente cómo van desapareciendo de sus cuerpos colegiados los oportunistas, aprovechados y sinvergüenzas de siempre, que luego de practicar el latrocinio más descarado durante el disfrute del poder político, aplican su riqueza a la compra de su posición privilegiada en las “listas sábana” y, por consiguiente, sin representar a nadie, sino a sí mismos, a sus bancas parlamentarias y –lo más valioso para ellos– a su impunidad frente a la justicia. Allí, con la ventaja que les proporciona este sistema electoral oligárquico y corrupto, se los puede ver actualmente a los Galaverna, Bernal, Bogado, Silva, Chamorro, González Daher y varios más, que se refugian en el Congreso y desde allí no solamente se convierten en intocables, sino que hasta se dan el lujo de manejar hilos en el Poder Judicial, recomendando o persiguiendo magistrados, jueces, fiscales y funcionarios, sea para torcer su suerte en los procesos que se les siguen, sea para favorecer a sus amigotes y asociados en sus trapisondas, como ilustran tan bien los casos del BNT, de Itaipú, de Yacyretá, del Conavi, de la ANDE y tantos otros. La sustitución de las “listas sábana” debe ser tomada como una causa nacional, de alto valor moral y de significación histórica. Va a ser un valioso legado que esta generación ciudadana va a dejar a sus descendientes. Va a fundar un país mejor, más democrático y más justo. Solamente esta perspectiva justifica plenamente todos los esfuerzos que deban hacerse para llevar a feliz término esta iniciativa. La ciudadanía en pleno –obreros, estudiantes, docentes, campesinos, profesionales, pueblo en general– debería apoyarla manifestándose con todo entusiasmo.

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