lunes, 2 de noviembre de 2009

DERECHO A RÉPLICA. ¿Los secuestradores no leen los diarios?

 

FUENTE: DIARIO ABC COLOR

El senador colorado Hugo Esteban Estigarribia Gutiérrez remitió una carta al director en relación a un artículo de opinión publicado el pasado 25 de octubre. El texto de la misma es el siguiente:



Tengo a bien dirigirme a usted, y por su intermedio a todos los lectores, en ejercicio de mi derecho establecido en el último párrafo del artículo 28 de la Constitución Nacional, al haber sido afectado por una publicación periodística de fecha 25 de octubre de 2009, en un artículo de opinión firmado por Marcos Cáceres, bajo el título de “Oportunismo galopante”, en el cual el periodista acreditado ante el Senado de la Nación, en representación del medio bajo su dirección, se explaya acerca del secuestro del ganadero Fidel Zavala cuestionando algunos dichos de políticos a los que considera más guiados por el sentido de oportunidad que por la prudencia e interés en lograr recuperar sana y salva a la víctima. En el mencionado artículo de opinión, al hacer mención a mi persona, el periodista afirma lo siguiente: “Otro [aporte positivo] para calmar el ambiente y sin la menor intención de rédito político (je) fue el del senador Hugo Estigarribia, quien instó a Camilo Soares y a otros del gabinete de Lugo a que les pidan a sus ex amigos de Patria Libre que devuelvan con vida a Zavala”.


Sin ánimo de polemizar, al respecto, realizo las siguientes precisiones:


Mis declaraciones fueron realizadas en honor a la vida, y con el único objetivo de preservar la integridad del señor Zavala, buscando una comunicación con gente que ha conocido en algún momento a los secuestradores para que el secuestrado sea al menos bien tratado y cuidado por sus captores ya que sus familiares manifestaron por la prensa escrita que es alérgico y requiere tomar remedios; en momentos en que un importante sector de la opinión pública, y actores políticos relevantes, ponían en duda la posición de algunos actores y partidos políticos que apoyan al presidente Fernando Lugo e integran su gabinete ministerial, por no haberse manifestado claramente en contra de este secuestro y con respecto al Ejército Paraguayo del Pueblo (EPP), supuesto brazo ejecutor de este plagio. Aconteció que, apenas recibidas las aclaraciones requeridas por parte del ministro Camilo Soares, quien desmintió cualquier simpatía o relacionamiento con los integrantes del EPP de parte suya y de su partido político, en medios de prensa, tanto en el pasado como en el presente, manifestándose contrario a cualquier forma violenta de lucha por el poder, he expresado mi satisfacción al respecto, dando por concluido el tema. Este hecho se omite en el artículo publicado en su medio, dándole a mis expresiones un contexto erróneo.



Con respecto a lo dicho por el periodista acerca de si yo podría solicitar a algunos de mis correligionarios que revelen “dónde están los desaparecidos de la dictadura stronista” y hasta convencerlos “de que devuelvan lo robado durante ese nefasto régimen”, interpreto el intento por relacionar mis declaraciones con dicho párrafo; y aclaro que la amistad es una relación voluntaria y de afectos, en tanto que el conglomerado en un Partido Político no necesariamente reúne esos requisitos, ser correligionario no es ser amigo, menos cómplice o encubridor de hechos delictivos, sino casualmente ser afiliado a una misma asociación política; las responsabilidades son personales y la justicia debe funcionar para aplicarles todo el peso de la ley; en tanto que en lo político la ciudadanía tiene el derecho al voto y actúa en consecuencia, como lo ha hecho.

 

Las personas involucradas en los hechos referidos no deberían quedar impunes por la presunta comisión de tan graves delitos; es más, deseo fervientemente que alguna vez se hagan las investigaciones pertinentes, dilucidando tales hechos con castigo a los responsables, no tenga dudas. No he sido responsable ni cómplice de esos hechos, ni los encubriría jamás, más aún habiendo yo militado, como estudiante y dirigente universitario, en contra de un esquema político autoritario y opresor que imperaba en Paraguay, al cual hace referencia también el autor del artículo.

 

En cuanto a los hechos de corrupción, debo decir que ellos no tienen color ni partido político; solamente individualidades; aclarando, que no tengo vinculación alguna con delincuentes o hechos punibles; si es que era esa la explicación requerida por el periodista. En caso de que él considere lo contrario, le invito a aportar las pruebas necesarias; o en su defecto a darse también por satisfecho con estas explicaciones.



Y, finalmente, con relación al último párrafo del artículo: “En fin. Ojalá que el caso de Fidel Zavala termine bien, contra el deseo de unos pocos, y que algunos políticos dejen de recurrir a tácticas que dan vergüenza ajena creyendo que quedan bien ante la opinión pública”, estimo que así como yo brindé los nombres de quienes consideraba debían aclarar su relación y posición con respecto al EPP, y lo hicieron, el periodista también debería dar los nombres de esas personas que no desean un final feliz para este secuestro, si los tuviera; pues, con estas generalizaciones “temerarias” e “irresponsables”, terminamos todos en la misma “bolsa”. En ningún momento hice referencia a un final “no bueno” para el Sr. Fidel Zavala; el único que realizó tan “infeliz” afirmación, además poniéndola en la intención de personas que no dijeron eso, fue justamente el periodista. ¿Creerá él que los secuestradores no leen los diarios?”, finaliza la carta.

El senador colorado Hugo Esteban Estigarribia Gutiérrez remitió una carta al director en relación a un artículo de opinión publicado el pasado 25 de octubre. El texto de la misma es el siguiente:

Tengo a bien dirigirme a usted, y por su intermedio a todos los lectores, en ejercicio de mi derecho establecido en el último párrafo del artículo 28 de la Constitución Nacional, al haber sido afectado por una publicación periodística de fecha 25 de octubre de 2009, en un artículo de opinión firmado por Marcos Cáceres, bajo el título de “Oportunismo galopante”, en el cual el periodista acreditado ante el Senado de la Nación, en representación del medio bajo su dirección, se explaya acerca del secuestro del ganadero Fidel Zavala cuestionando algunos dichos de políticos a los que considera más guiados por el sentido de oportunidad que por la prudencia e interés en lograr recuperar sana y salva a la víctima. En el mencionado artículo de opinión, al hacer mención a mi persona, el periodista afirma lo siguiente: “Otro [aporte positivo] para calmar el ambiente y sin la menor intención de rédito político (je) fue el del senador Hugo Estigarribia, quien instó a Camilo Soares y a otros del gabinete de Lugo a que les pidan a sus ex amigos de Patria Libre que devuelvan con vida a Zavala”.

Sin ánimo de polemizar, al respecto, realizo las siguientes precisiones:
Mis declaraciones fueron realizadas en honor a la vida, y con el único objetivo de preservar la integridad del señor Zavala, buscando una comunicación con gente que ha conocido en algún momento a los secuestradores para que el secuestrado sea al menos bien tratado y cuidado por sus captores ya que sus familiares manifestaron por la prensa escrita que es alérgico y requiere tomar remedios; en momentos en que un importante sector de la opinión pública, y actores políticos relevantes, ponían en duda la posición de algunos actores y partidos políticos que apoyan al presidente Fernando Lugo e integran su gabinete ministerial, por no haberse manifestado claramente en contra de este secuestro y con respecto al Ejército Paraguayo del Pueblo (EPP), supuesto brazo ejecutor de este plagio. Aconteció que, apenas recibidas las aclaraciones requeridas por parte del ministro Camilo Soares, quien desmintió cualquier simpatía o relacionamiento con los integrantes del EPP de parte suya y de su partido político, en medios de prensa, tanto en el pasado como en el presente, manifestándose contrario a cualquier forma violenta de lucha por el poder, he expresado mi satisfacción al respecto, dando por concluido el tema. Este hecho se omite en el artículo publicado en su medio, dándole a mis expresiones un contexto erróneo.

Con respecto a lo dicho por el periodista acerca de si yo podría solicitar a algunos de mis correligionarios que revelen “dónde están los desaparecidos de la dictadura stronista” y hasta convencerlos “de que devuelvan lo robado durante ese nefasto régimen”, interpreto el intento por relacionar mis declaraciones con dicho párrafo; y aclaro que la amistad es una relación voluntaria y de afectos, en tanto que el conglomerado en un Partido Político no necesariamente reúne esos requisitos, ser correligionario no es ser amigo, menos cómplice o encubridor de hechos delictivos, sino casualmente ser afiliado a una misma asociación política; las responsabilidades son personales y la justicia debe funcionar para aplicarles todo el peso de la ley; en tanto que en lo político la ciudadanía tiene el derecho al voto y actúa en consecuencia, como lo ha hecho. Las personas involucradas en los hechos referidos no deberían quedar impunes por la presunta comisión de tan graves delitos; es más, deseo fervientemente que alguna vez se hagan las investigaciones pertinentes, dilucidando tales hechos con castigo a los responsables, no tenga dudas. No he sido responsable ni cómplice de esos hechos, ni los encubriría jamás, más aún habiendo yo militado, como estudiante y dirigente universitario, en contra de un esquema político autoritario y opresor que imperaba en Paraguay, al cual hace referencia también el autor del artículo. En cuanto a los hechos de corrupción, debo decir que ellos no tienen color ni partido político; solamente individualidades; aclarando, que no tengo vinculación alguna con delincuentes o hechos punibles; si es que era esa la explicación requerida por el periodista. En caso de que él considere lo contrario, le invito a aportar las pruebas necesarias; o en su defecto a darse también por satisfecho con estas explicaciones.

Y, finalmente, con relación al último párrafo del artículo: “En fin. Ojalá que el caso de Fidel Zavala termine bien, contra el deseo de unos pocos, y que algunos políticos dejen de recurrir a tácticas que dan vergüenza ajena creyendo que quedan bien ante la opinión pública”, estimo que así como yo brindé los nombres de quienes consideraba debían aclarar su relación y posición con respecto al EPP, y lo hicieron, el periodista también debería dar los nombres de esas personas que no desean un final feliz para este secuestro, si los tuviera; pues, con estas generalizaciones “temerarias” e “irresponsables”, terminamos todos en la misma “bolsa”. En ningún momento hice referencia a un final “no bueno” para el Sr. Fidel Zavala; el único que realizó tan “infeliz” afirmación, además poniéndola en la intención de personas que no dijeron eso, fue justamente el periodista. ¿Creerá él que los secuestradores no leen los diarios?”, finaliza la carta.