jueves, 25 de febrero de 2010

¡¡¡Bienvenido seas, Arsenio Erico!!!

Por fin viene llegando Erico
exhibiendo su mejor jugada,
chuleando de gusto al tiempo
y pateando de puntín al pasado.

Llega feliz, con la frente alta
y el corazón lleno de goles;
ofrenda sus preseas y medallas
y nos invita a borrar tanta espera.

Es el mismo niño del Barrio Obrero
que confundió su patio de fondo
con la cancha del Club Nacional
y su mundo se volvió una pelota.

Buenas las naranjas, mejores los pomelos
a la hora de domesticar el balón,
luego ahcerlo dormir en lso hombros
y acunar en el pecho que guarda un sueño.

Pronto la historia tocó su puerta,
la guerra del Chaco le hizo crecer,
de sus pies volaron palomas de la paz
y el destino le ancló en Buenso Aires.

Un ángel malabarista de la alegría,
ganado pro lso diablos de Avellaneda,
se hizo genio y duende de las priuetas
atando a sus peis el balón para siempre.

La tribuna brama como una tormenta
y le rebautiza con mil nuevos nombres:
"saltarín rojo", "hombre del trampolín invisible",
"el hombre de goma, de mimbre y de oro."

Pero ahora vuelve Erico a quedarse,
terminó la vuelta al mundo sin lesionarse;
vuelve envuelto en gloria y honor
a su tierra, ésta tierra que puso imán en sus pies.

*Catalo Bogado Bordón / Gilberto Ramírez Santacruz, autores del libro "ARSENIO ERICO, el ángel que jugó para los diablos".

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